MÉXICO, D.F., 25ABRIL2014.- Se jugó el juego del honor en las canchas del deportivo Cuauhtémoc entre las escuadras conformadas por las personas que viven en situación de calle de la calle de Artículo 123, recientemente retirados del lugar, y los que viven en las inmediaciones del Teatro Blanquita en el centro de la capital, aunque los equipos tenían sus diferencias los de la Conchita, como se hacía llamar los que habitan en la inmediaciones del Blanquita, llamaron al juego limpio promesa que cumplieron a cabalidad, aunque fueron derrotados 1-0. Al 4to Mundialito de Fútbol Cuauhtémoc asistieron decenas de personas que a diario viven en la calle pero que para este día se ponen los tacos para dar la cara por su barrio, por su esquina, y como en todas las historias épicas siempre hay historias de amor, riñas que se resuelven a golpes, pero sobre todo de compañerismo, de respeto a las familias conformadas en las cuales la sangre nada tiene que ver, sino familias que se amalgaman con las situaciones de vida que viven a diario. FOTO: MOISÉS PABLO /CUARTOSCURO.COM
MÉXICO, D.F., 25ABRIL2014.- Se jugó el juego del honor en las canchas del deportivo Cuauhtémoc entre las escuadras conformadas por las personas que viven en situación de calle de la calle de Artículo 123, recientemente retirados del lugar, y los que viven en las inmediaciones del Teatro Blanquita en el centro de la capital, aunque los equipos tenían sus diferencias los de la Conchita, como se hacía llamar los que habitan en la inmediaciones del Blanquita, llamaron al juego limpio promesa que cumplieron a cabalidad, aunque fueron derrotados 1-0. Al 4to Mundialito de Fútbol Cuauhtémoc asistieron decenas de personas que a diario viven en la calle pero que para este día se ponen los tacos para dar la cara por su barrio, por su esquina, y como en todas las historias épicas siempre hay historias de amor, riñas que se resuelven a golpes, pero sobre todo de compañerismo, de respeto a las familias conformadas en las cuales la sangre nada tiene que ver, sino familias que se amalgaman con las situaciones de vida que viven a diario. FOTO: MOISÉS PABLO /CUARTOSCURO.COM
MÉXICO, D.F., 25ABRIL2014.- Se jugó el juego del honor en las canchas del deportivo Cuauhtémoc entre las escuadras conformadas por las personas que viven en situación de calle de la calle de Artículo 123, recientemente retirados del lugar, y los que viven en las inmediaciones del Teatro Blanquita en el centro de la capital, aunque los equipos tenían sus diferencias los de la Conchita, como se hacía llamar los que habitan en la inmediaciones del Blanquita, llamaron al juego limpio promesa que cumplieron a cabalidad, aunque fueron derrotados 1-0. Al 4to Mundialito de Fútbol Cuauhtémoc asistieron decenas de personas que a diario viven en la calle pero que para este día se ponen los tacos para dar la cara por su barrio, por su esquina, y como en todas las historias épicas siempre hay historias de amor, riñas que se resuelven a golpes, pero sobre todo de compañerismo, de respeto a las familias conformadas en las cuales la sangre nada tiene que ver, sino familias que se amalgaman con las situaciones de vida que viven a diario. FOTO: MOISÉS PABLO /CUARTOSCURO.COM
MÉXICO, D.F., 25ABRIL2014.- Se jugó el juego del honor en las canchas del deportivo Cuauhtémoc entre las escuadras conformadas por las personas que viven en situación de calle de la calle de Artículo 123, recientemente retirados del lugar, y los que viven en las inmediaciones del Teatro Blanquita en el centro de la capital, aunque los equipos tenían sus diferencias los de la Conchita, como se hacía llamar los que habitan en la inmediaciones del Blanquita, llamaron al juego limpio promesa que cumplieron a cabalidad, aunque fueron derrotados 1-0. Al 4to Mundialito de Fútbol Cuauhtémoc asistieron decenas de personas que a diario viven en la calle pero que para este día se ponen los tacos para dar la cara por su barrio, por su esquina, y como en todas las historias épicas siempre hay historias de amor, riñas que se resuelven a golpes, pero sobre todo de compañerismo, de respeto a las familias conformadas en las cuales la sangre nada tiene que ver, sino familias que se amalgaman con las situaciones de vida que viven a diario. FOTO: MOISÉS PABLO /CUARTOSCURO.COM
MÉXICO, D.F., 25ABRIL2014.- Se jugó el juego del honor en las canchas del deportivo Cuauhtémoc entre las escuadras conformadas por las personas que viven en situación de calle de la calle de Artículo 123, recientemente retirados del lugar, y los que viven en las inmediaciones del Teatro Blanquita en el centro de la capital, aunque los equipos tenían sus diferencias los de la Conchita, como se hacía llamar los que habitan en la inmediaciones del Blanquita, llamaron al juego limpio promesa que cumplieron a cabalidad, aunque fueron derrotados 1-0. Al 4to Mundialito de Fútbol Cuauhtémoc asistieron decenas de personas que a diario viven en la calle pero que para este día se ponen los tacos para dar la cara por su barrio, por su esquina, y como en todas las historias épicas siempre hay historias de amor, riñas que se resuelven a golpes, pero sobre todo de compañerismo, de respeto a las familias conformadas en las cuales la sangre nada tiene que ver, sino familias que se amalgaman con las situaciones de vida que viven a diario. FOTO: MOISÉS PABLO /CUARTOSCURO.COM
MÉXICO, D.F., 25ABRIL2014.- Se jugó el juego del honor en las canchas del deportivo Cuauhtémoc entre las escuadras conformadas por las personas que viven en situación de calle de la calle de Artículo 123, recientemente retirados del lugar, y los que viven en las inmediaciones del Teatro Blanquita en el centro de la capital, aunque los equipos tenían sus diferencias los de la Conchita, como se hacía llamar los que habitan en la inmediaciones del Blanquita, llamaron al juego limpio promesa que cumplieron a cabalidad, aunque fueron derrotados 1-0. Al 4to Mundialito de Fútbol Cuauhtémoc asistieron decenas de personas que a diario viven en la calle pero que para este día se ponen los tacos para dar la cara por su barrio, por su esquina, y como en todas las historias épicas siempre hay historias de amor, riñas que se resuelven a golpes, pero sobre todo de compañerismo, de respeto a las familias conformadas en las cuales la sangre nada tiene que ver, sino familias que se amalgaman con las situaciones de vida que viven a diario. FOTO: MOISÉS PABLO /CUARTOSCURO.COM
MÉXICO, D.F., 25ABRIL2014.- Se jugó el juego del honor en las canchas del deportivo Cuauhtémoc entre las escuadras conformadas por las personas que viven en situación de calle de la calle de Artículo 123, recientemente retirados del lugar, y los que viven en las inmediaciones del Teatro Blanquita en el centro de la capital, aunque los equipos tenían sus diferencias los de la Conchita, como se hacía llamar los que habitan en la inmediaciones del Blanquita, llamaron al juego limpio promesa que cumplieron a cabalidad, aunque fueron derrotados 1-0. Al 4to Mundialito de Fútbol Cuauhtémoc asistieron decenas de personas que a diario viven en la calle pero que para este día se ponen los tacos para dar la cara por su barrio, por su esquina, y como en todas las historias épicas siempre hay historias de amor, riñas que se resuelven a golpes, pero sobre todo de compañerismo, de respeto a las familias conformadas en las cuales la sangre nada tiene que ver, sino familias que se amalgaman con las situaciones de vida que viven a diario. FOTO: MOISÉS PABLO /CUARTOSCURO.COM
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MÉXICO, D.F., 25ABRIL2014.- Se jugó el juego del honor en las canchas del deportivo Cuauhtémoc entre las escuadras conformadas por las personas que viven en situación de calle de la calle de Artículo 123, recientemente retirados del lugar, y los que viven en las inmediaciones del Teatro Blanquita en el centro de la capital, aunque los equipos tenían sus diferencias los de la Conchita, como se hacía llamar los que habitan en la inmediaciones del Blanquita, llamaron al juego limpio promesa que cumplieron a cabalidad, aunque fueron derrotados 1-0. Al 4to Mundialito de Fútbol Cuauhtémoc asistieron decenas de personas que a diario viven en la calle pero que para este día se ponen los tacos para dar la cara por su barrio, por su esquina, y como en todas las historias épicas siempre hay historias de amor, riñas que se resuelven a golpes, pero sobre todo de compañerismo, de respeto a las familias conformadas en las cuales la sangre nada tiene que ver, sino familias que se amalgaman con las situaciones de vida que viven a diario. FOTO: MOISÉS PABLO /CUARTOSCURO.COM
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